viernes, 16 de mayo de 2014

¿Dolor lumbar después de la epidural?


Cada vez más mujeres me comentan que, desde que tuvieron a sus bebés, sufren de dolores lumbares, ciáticas, cefaleas, insomnio… Y, en muchos casos, el punto en común entre ellas es el de haberse puesto la epidural durante el parto.

Desde luego, los motivos por los que puede aparecer dolor después de un embarazo y un parto, son mucho más numerosos que el de la epidural. Sin embargo, en este artículo, me voy a centrar en este punto en particular.













Photo credit: imelenchon from morguefile.com

¿Qué es una epidural?

Como todos sabemos, se trata de una anestesia. Ésta es introducida en el espacio epidural (espacio formado entre dos capas de meninges) a nivel de la columna lumbar.

¿Qué efectos tiene sobre el organismo?

Las meninges son unas membranas que envuelven y protegen el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal), y tapizan el interior de la columna vertebral y el cráneo. Éstas deben ser capaces de deslizarse con respecto a su continente óseo, así como el sistema nervioso debe ser capaz de deslizarse con respecto a ellas. Este aspecto es muy importante para permitir que la columna realice todos sus movimientos en la máxima amplitud, y para permitir que las funciones del sistema nervioso se lleven a cabo correctamente.

Tras la epidural, en la zona de la punción se va a crear una cicatriz. Esta cicatriz, que a veces se convierte en fibrosis, puede crear adherencias y así alterar la capacidad de deslizamiento de las meninges dentro de la columna vertebral, y del sistema nervioso dentro del paquete meníngeo.

Asimismo, la irritación de las meninges debida a la punción, provocará, por vía refleja, una contractura de la musculatura que rodea la zona afectada a fin de protegerla. ¿Las consecuencias más habituales?

  • Dolores lumbares: por falta de movilidad de la zona y tensión muscular.
  • Ciáticas: debidas al exceso de tensión de las meninges, que se transmite a las raíces nerviosas que las atraviesan.
  • Alteraciones del sueño: insomnio/hipersomnia debidas a la irritación del sistema nervioso por exceso de tensión meníngea.
  • Cefaleas: por el mismo motivo anterior.
  • Alteraciones hormonales: el exceso de tensión de las meninges puede alterar la circulación alrededor de la hipófisis y así dificultar que las hormonas por ella generadas se repartan por todo el organismo.
  • Cambios de humor, irritabilidad, hiperemotividad, depresión…
  • Hernias discales: a largo plazo, debido a que el exceso de tensión en la zona lumbar no permite que los discos recuperen por la noche el agua que pierden durante el día y de esta forma no se nutren y se degeneran.

Lo más importante: ¿tiene solución?

Sí. Es muy importante que tu osteópata revise cuanto antes el estado de tensión de la columna y las meninges tras el parto para prevenir la generación de adherencias o fibrosis a ese nivel. En caso de que las adherencias ya se hayan establecido, se pueden liberar siempre y cuando no exista una fibrosis importante. Asimismo, se liberarán las restricciones de movilidad de la pelvis y columna que puedan haber quedado debido al estrés a que las somete el parto y que serán fuente de dolor.

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

lunes, 21 de abril de 2014

¡Mi osteópata me trabaja la cabeza!

¿A que suena raro? El cráneo... esa bola dura e inerte, cuya única función parece ser la de “tapar” el cerebro… Aunque no lo parezca, el cráneo se relaciona con muchos problemas tanto a nivel local como a un nivel más alejado. ¿Cómo? Como siempre, voy a intentar resumir por qué trabajamos sobre el cráneo en pocas palabras… ¡Ardua tarea, todo hay que decirlo! ¡Vamos allá!



Photo credit: pedrojperez from morguefile.com



En primer lugar, como siempre, un poco de anatomía simplificada

Haciendo un resumen muy resumido, el cráneo es como una caja ósea que contiene parte del sistema nervioso central (cerebro, cerebelo, tronco cerebral), así como los órganos de los sentidos (vista, oído, gusto, olfato y tacto). Éste se encuentra tapizado en su interior por las meninges (las membranas que envuelven y protegen la médula espinal y el cerebro) y, en su exterior, por músculos y fascias.

A pesar de que parece un único hueso, en realidad es como un puzzle formado por 22 huesos unidos entre sí mediante diferentes articulaciones: las suturas. Estas suturas permiten una mínima capacidad de movimiento entre los huesos, indispensable para que el cráneo pueda desarrollar sus funciones correctamente. De hecho, posee un movimiento permanente, como si fuese una pelota que se infla y se desinfla de forma rítmica.

¿Por qué razones es importante mantener el cráneo libre de tensiones?

Siguiendo la máxima de la Osteopatía de que para que exista salud las estructuras del cuerpo deben conservar su libertad de movimiento, es importante mantener el cráneo libre de tensiones para que su movilidad sea buena y, por lo tanto, las funciones de las estructuras que de él dependen puedan realizarse de forma correcta. Entre los problemas que nos pueden llevar a pensar en el cráneo, nos encontramos:

-Endocrinos: dentro del cráneo se encuentra la hipófisis, fábrica central y coordinadora por excelencia de nuestro sistema hormonal. El conducto por el que salen las hormonas generadas en esta glándula se encuentra rodeado por las meninges. Cuando estas están tensas, pueden comprimir este conducto, impidiendo que las hormonas salgan hacia el torrente sanguíneo y, de ahí, a los órganos sobre los que tienen que actuar.

-Digestivos: el nervio vago, encargado de mantener un correcto funcionamiento de prácticamente todo el sistema digestivo, pasa a través de un agujero que se encuentra en la base del cráneo. Cuando en los alrededores de esta hendidura hay tensiones, se puede comprimir el nervio, alterando así su capacidad reguladora del sistema digestivo.

-Dolor: evidentemente, donde hay tensión, el dolor está casi asegurado: cefaleas, migrañas, dolores cervicales altos… son algunas de las posibles consecuencias de un problema craneal.

-Otros: mala oclusión dental, mareos, tinnitus, problemas visuales, sinusitis crónica, depresiones, falta de concentración, latigazos cervicales, escoliosis, insomnio…

¿Qué hacen los osteópatas cuando trabajan sobre el cráneo?

Como siempre, si llegamos a la conclusión de que hay que actuar sobre el cráneo después de una exhaustiva exploración general, nuestro objetivo será el de eliminar los frenos que impiden que se pueda mover correctamente. Para ello, en función del tejido responsable de esta disfunción, podemos actuar sobre las meninges, las fascias que cubren el cráneo en su exterior, las suturas (para relajar los tejidos que las unen y, por lo tanto, liberar su movilidad),…

Al relajar estas estructuras, conseguimos eliminar las compresiones que puedan estar ejerciendo sobre arterias, venas, nervios...y, a través de ello, aportarle al organismo un terreno en el que pueda ejercer sus funciones con mayor eficacia.

En el tratamiento del cráneo, tendremos también presente la necesidad de liberar las restricciones que se encuentren a nivel de la columna y del sacro. Esto es porque las meninges se extienden desde el cráneo, a lo largo de todo el interior de la columna, para terminar el sacro. Cualquier limitación de movimiento o adherencia a estos niveles tendrá repercusiones, a través de estas membranas, sobre el cráneo. De la misma forma, cuando se liberan las restricciones del cráneo, se puede tener efecto sobre las tensiones de la columna y del sacro.

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

miércoles, 9 de abril de 2014

¿Por qué hacer rehabilitación de los esguinces y qué hacer en los primeros momentos?


Muchas veces no tenemos muy claro qué debemos hacer cuando sufrimos un esguince. ¿Dejamos el vendaje compresivo y usamos unas muletas? ¿Dejamos el pie sin vendaje y continuamos con nuestra vida diaria? ¿Nos tomamos los antiinflamatorios? ¿No nos los tomamos? ¿Se necesita rehabilitación? ¿No es necesaria?










Photo credit: niera94 from morguefile.com


Para entender qué hay que hacer, primero se necesita entender qué sucede en los esguinces.

Un esguince se produce cuando una articulación es movida de forma brusca e inesperada, provocando el estiramiento y/o rotura de uno o varios ligamentos. En el momento inicial se originará una inflamación con edema y posible hematoma. Este proceso inflamatorio es normal y necesario para que lleguen a la zona lesionada los elementos reparadores que facilitarán la curación y la cicatrización de dicho ligamento, así como los elementos encargados de destruir el tejido dañado. Es, por lo tanto, la fase inicial de la cicatrización.

En esta fase inicial, que dura 2-3 días, es importante el control de la inflamación para que no se vuelva excesiva, mediante hielo, elevación del miembro afectado y reposo relativo (casi nunca absoluto). Pero, excepto que la reacción sea exacerbada, no recomiendo el “corte” de la inflamación, es decir, la toma de antiinflamatorios, puesto que impedirán que se produzca la tan necesaria primera fase de la cicatrización.

Tomando como ejemplo el tobillo, que es el que más sufre de esguinces, se recomienda en la medida de lo posible continuar con la marcha, siempre con un vendaje funcional, cuya función es la de permitir toda la movilidad de la articulación excepto los movimientos que dañarán el ligamento. El hecho de continuar la actividad (moderada) favorecerá una buena cicatrización, la reducción del edema mediante la acción de bombeo que tiene la musculatura, la mínima pérdida de la propiocepción y el mantenimiento de una correcta movilidad de la articulación.

Pero ¿qué es y por qué es importante mantener una buena propiocepción? La propiocepción es como nuestro sexto sentido, es la encargada de informar a nuestro cerebro sobre la posición en la que se encuentran las articulaciones. Continuando con el ejemplo del tobillo, cuando empezamos a torcerlo, los ligamentos que se estiran van a informar al cerebro para que éste envíe una orden de contracción a los músculos que se encargan de evitar esa torcedura (los peroneos laterales). Este proceso es automático, se produce sin que tú tengas que pensar en él.

Cuando ocurre un esguince, se va a producir un “cortocircuito” en esta reacción automática. Los ligamentos dañados dejarán de informar correctamente al cerebro sobre la posición articular, por lo que éste no podrá informar a su vez a los músculos para que se contraigan y protejan la articulación. La consecuencia es la aparición continua de esguinces. Es por lo tanto muy importante el mantenimiento de la actividad con el objetivo de mantener activo este circuito que, en caso de inmovilización absoluta, se perdería.

¿Por qué acudir a un fisioterapeuta?

-En primer lugar, para permitirte continuar con tu actividad (siempre reducida, ya que hay una lesión) manteniendo una buena funcionalidad. Para ello se colocará un vendaje funcional o un vendaje neuromuscular durante las fases iniciales del esguince.

-En segundo lugar para controlar la funcionalidad de todas las articulaciones implicadas y restablecer su normal movilidad. Esto es importante para prevenir la recidiva del esguince y los dolores y para evitar que la adaptación de la marcha a una mala movilidad pueda, a la larga, provocar problemas en otras zonas del cuerpo.

-En tercer lugar para favorecer que el ligamento cicatrice correctamente y que esa cicatriz sea resistente e indolora.

-En cuarto lugar, para reeducar la propiocepción que se pueda haber alterado y prevenir así futuros esguinces.

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

jueves, 3 de abril de 2014

Una historia de hernias discales y caramelos rellenos...


Son tan archiconocidas que todos hemos oído hablar de ellas y seguramente sean tema de conversación de un alto porcentaje de gente. Estamos tan acostumbrados a oír hablar de ellas y les tenemos tanto miedo que muchas veces les echamos a las pobres la culpa de todos nuestros dolores.


Desde luego, no podía crear un blog de Fisioterapia y Osteopatía, y no hablar de las hernias discales. ¡Qué gran pecado cometería sin disertar sobre ellas! Y, después de toda esta introducción, seguro que pensarás “¿qué tendrá que ver una hernia discal con un caramelo?” Todo a su debido tiempo…

Un poco de anatomía para comenzar…

Ufff ¡Qué miedo cuando haces una radiografía y te dicen: ¡Tienes los discos gastados! o ¡Tienes un pinzamiento lumbar! Pero ¿qué es un disco intervertebral? ¿Y un pinzamiento lumbar?

Todos vimos alguna vez la imagen de una radiografía de espalda en la que vemos la columna como un apilamiento de vértebras separadas por un espacio. Pues bien, aunque no se vean en las radiografías, en esos espacios entre las vértebras se encuentran unos “cojines” que amortiguan los impactos, mantienen una correcta separación entre las vértebras y permiten la movilidad de la columna: los discos intervertebrales.

Para saber cómo es su estructura, piensa en un caramelo o un bombón relleno: están formados por un relleno gelatinoso (núcleo pulposo) rodeado por una cubierta resistente (anillo fibroso) que mantiene el núcleo en su interior. ¡Y aquí se desvela el secreto del título!


Un poco de patología para continuar…

Con los esfuerzos de la vida diaria, las malas posturas… el anillo fibroso se va debilitando y se crean fisuras en su interior. De esta forma, el núcleo gelatinoso puede colarse por esas fisuras y empujar la capa más externa del anillo provocando un abultamiento: esto se conoce como protrusión discal.

Si se mantienen los esfuerzos, el anillo puede llegar a romperse por completo, por lo que el núcleo pulposo ya no estará contenido y saldrá hacia el exterior. Y ¡aquí tenemos a nuestras famosas hernias discales!

Ernia del disco animation

Cuando el núcleo pulposo sale hacia el exterior del disco, éste pierde altura, se hace más fino, perdiéndose el cojín que separa las vértebras. De esta forma, éstas se acercan entre sí. Esto es el pinzamiento. De hecho, cuando el médico observa una placa de columna y te dice que los discos están mal, no es porque los esté viendo (no son visibles en las radiografías), sino porque ve que el espacio de separación entre vértebras es menor de lo habitual, lo que indica que puede haber una hernia.


Un poco de dolor para seguir…

Y, ¿las hernias son siempre dolorosas? Pues como buena gallega te diré: depende. Una hernia no tiene por qué ser necesariamente dolorosa. Son muchas las ocasiones en que se descubren estos problemas sin que la persona advierta ningún síntoma.

Cuando duelen, ¿por qué es? Hay diferentes motivos por los que puede aparecer dolor, que nunca serán por la propia hernia, es decir, la hernia como tal NO es dolorosa. El dolor provocado por una hernia se debe a la compresión: cuando el núcleo pulposo sale hacia el exterior del disco, ocupa un espacio que no le pertenece, presionando así a las estructuras vecinas que, según la dirección en la que salga, puede ser un nervio, un ligamento, la médula espinal, las meninges…  Estas estructuras, al ser irritadas, se van a inflamar y desencadenarán dolor u otro tipo de sintomatología: hormigueos, entumecimiento, calambres…

Otro de los motivos es la contractura muscular de defensa. Cuando se produce una hernia, los músculos que rodean la hernia se van a tensar en un intento de inmovilizar la zona y así protegerla.

Un poco de curiosidad para finalizar…

-Somos más altos por las mañanas debido a que por las noches, cuando estamos tumbados, los discos absorben el agua que van perdiendo a lo largo del día.
-El mayor porcentaje de hernias se produce en la zona lumbar baja, seguido por la zona cervical y, por último, la dorsal.
-Los discos intervertebrales nos permiten soportar hasta 600Kg.
-Los animales también padecen de hernias discales.

Y un poco de ánimo para rematar…

Si padeces de hernia discal, tranquilo. Exceptuando determinados casos que pueden llegar a ser graves, una hernia no tiene por qué ser invalidante. Son muchas las personas que conviven en armonía con sus hernias llegando incluso a olvidarse de que están ahí. Eso sí, siempre brindándoles los cuidados necesarios para que esta convivencia sea lo más pacífica posible. Sigue activo, practica ejercicio (siempre bajo supervisión de personal adecuado) y cuida tu espalda. Y, sobre todo, ten en cuenta que no todos los dolores que padezcas en la espalda son consecuencia de tus hernias. Algunos pueden derivarse de ellas, pero también habrá otras causas totalmente ajenas a su presencia.

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

lunes, 31 de marzo de 2014

De lumbalgias, gonalgias y otras palabrotas…

¿A quién no le dijeron alguna vez que tenía lumbalgia o cervicalgia? A casi todos, creo yo. Y, ¿quién no salió del médico convencido de tener un diagnóstico y con la receta de un antiinflamatorio? Casi todos. Pero...realmente, ¿qué nos quieren decir cuando nos diagnostican con todo tipo de “algo-algias”?


Esta semana mi objetivo era hablar sobre otro tema, pero una anécdota de la semana pasada me derivó hacia estos derroteros. Al hacerle la entrevista a una señora, me comentaba que estaba diagnosticada de una omalgia y, al profundizar un poco más en el tema, me di cuenta de que la pobre mujer estaba convencida de que eso era una enfermedad y que tenía que vivir con ella. Y no es la primera vez que me ocurre.


¿Qué nos quieren decir con estos diagnósticos?

Básicamente nada. Si desglosamos las palabras lumbalgia, dorsalgia, gonalgia, omalgia…nos damos cuenta de que todas acaban igual, con el sufijo –algia (del griego antiguo, dolor), es decir, dolor lumbar, dorsal, de rodilla etc. Esto es, cuando te dicen que sufres de omalgia, lo que realmente te están diciendo es que te duele el hombro (literalmente). Y supongo que eso ya lo sabías porque generalmente acudimos al médico por dolor. Pero ¿POR QUÉ te duele?

Ciertamente es muy gratificante acudir al médico y ponerle una etiqueta a lo que te ocurre. Pero ¡ojo! No te conformes con ello porque, dentro de las etiquetas de las algias, hay que investigar cuál es la causa de la aparición de ese dolor. Detrás de una lumbalgia, una dorsalgia etc, se pueden esconder múltiples motivos que hay que identificar y que requerirán un tratamiento específico para cada uno de ellos.

Términos más comunes y sus significados

-Lumbalgia = dolor lumbar
-Lumbago = dolor lumbar agudo, de inicio súbito
-Omalgia = dolor en el hombro
-Gonalgia = dolor en la rodilla
-Coxalgia = dolor en la cadera
-Cervicalgia = dolor cervical
-Dorsalgia = dolor dorsal
-Ciatalgia = dolor del nervio ciático o similar a él (sin que la causa sea nerviosa)
-Metatarsalgia = dolor en los metatarsianos
-Artralgia = dolor articular
-Mialgia = dolor muscular
-Dermalgia = dolor en la piel
-Otalgia = dolor en el oído
-Odontalgia = dolor en los dientes
-…

Posibles causas de cada una

Mencionaré algunas de las más comunes y me centraré en las causas benignas, es decir, sin tener en cuenta enfermedades sistémicas o graves.

-Lumbalgia, dorsalgia y cervicalgia: contracturas musculares, bloqueos vertebrales, tensiones viscerales, hernias discales, tensiones meníngeas, esguinces…

-Omalgias: tendinitis, tendinosis, bursitis, bloqueos articulares, rotura de tendón, contracturas musculares, dolor irradiado de origen visceral, artrosis…

-Gonalgias: artrosis, esguinces, rotura de meniscos, quiste de Backer, contracturas musculares, bloqueos articulares, dolor de origen visceral, tendinitis, tendinosis, bursitis, artritis…

-Ciatalgia: contracturas musculares (generalmente en la nalga), bloqueos articulares, tensión ligamentosa, hernias discales, de origen visceral…

-Coxalgia: artrosis, tensión muscular, de origen visceral, tendinosis, tendinitis, bloqueos articulares…

Como ves, cada etiqueta se puede desglosar en múltiples causas. Por lo tanto, no te conformes y busca cuál es el problema real. El antiinflamatorio sí te va a “solucionar” la lumbalgia, porque el dolor se irá. Pero el problema puede seguir estando ahí sin solventar, aunque silenciado por la medicación. A pesar de que a veces es necesaria su toma, lo aconsejable es primero investigar lo que se esconde por detrás.

Mi consejo es que, bien con tu médico, bien con tu fisioterapeuta u osteópata de confianza, busques el por qué de esa algia y le pongas solución a la causa, no al síntoma, que es el dolor. El organismo funciona como una casa con alarma: si entra un ladrón en la casa y saltan las alarmas. ¿Qué haces? ¿Apagas la alarma (dolor) y te quedas tranquilo? ¿O llamas a la policía para que detenga al ladrón (causa del dolor)?

Cada vez que te digan que sufres de lumbalgia pregunta: "¿Por qué? ¿Qué me está causando este dolor?".

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

martes, 25 de marzo de 2014

¡Si a mí lo que me duele es el cuello! ¿Por qué me tocas el hígado?

Esta es una pregunta que me plantean a menudo mis pacientes cuando acuden a mi consulta con una queja de dolor (en este caso cervical) y me centro en su abdomen. Solemos creer que el dolor indica un problema local, en la zona dolorosa. Sin embargo el organismo es muy complejo y, en ocasiones, el dolor en una zona es indicativo de un problema más alejado.

Intentaré dar una explicación (espero que simple) de por qué una tensión en la zona hepática puede provocar dolor cervical, aunque también está relacionado con dolores en otras zonas, que explicaré en otras entradas.


Vamos a empezar por un poco de anatomía simple

Imagina a tu hígado envuelto en una bolsa (cápsula de Glisson). Esta bolsa con su contenido se sitúa debajo del diafragma, al que está unida mediante ligamentos y éste, a su vez, está “pegado” a las bolsas en las que se encuentran los pulmones (pleura) y el corazón (pericardio). Tanto la pleura como el pericardio poseen ligamentos que los anclan a las vértebras cervicales. De esta forma se crea una cadena de tejidos que enlaza el hígado con la columna cervical.

El hígado, como todas las vísceras del cuerpo, tiene una capacidad de movimiento. Esto es, cuando tú te mueves el hígado tiene que ser capaz de moverse con respecto a las estructuras vecinas para permitirte la movilidad y para que él mismo se adapte a las posturas que vas adoptando. Esta capacidad de deslizamiento es vital para un óptimo funcionamiento del órgano.

Mecanismos de dolor

-Causa mecánica: cualquier tensión o limitación de movilidad a nivel del hígado se transmitirá, a través de los ligamentos que lo sustentan,  al diafragma y, a través de este y de sus relaciones con pleura y pericardio, a la columna cervical. Esto ejercerá una tracción sobre las cervicales que supondrá una sobrecarga y desencadenará dolor.

-Causa nerviosa: la tensión provocada por el problema hepático irritará al diafragma, cuya función está controlada por el nervio frénico. Este nervio nace en la columna cervical y va a enviar ramas a determinados músculos del cuello, pleura y pericardio. La falta de movilidad hepática creará tensión del diafragma, que ejercerá tracción sobre este nervio irritándolo, por lo que se volverá “hiperactivo” y provocará contracturas a nivel de la musculatura cervical sobre la que tiene acción. Y, ¿quién no conoce lo dolorosas que pueden llegar a ser las contracturas?

-Causa química: un hígado congestionado, enlentecido, frenado, no podrá cumplir correctamente su función de eliminador de las toxinas que ingerimos con los alimentos, los medicamentos, residuos del metabolismo celular, hormonal etc. Estas toxinas permanecerán entonces en el interior del organismo, depositándose en los tejidos y provocando su inflamación. Y, como bien es sabido, inflamación igual a dolor.

¿Qué hacemos los osteópatas?

Cuando, tras una exploración global del cuerpo, llegamos a la conclusión de que debemos actuar sobre el hígado, las técnicas empleadas irán enfocadas, como todas las técnicas de Osteopatía, a restablecer su normal movilidad.

Nuestra meta será la de relajar los medios de sostén del órgano con el objetivo de restablecer su normal libertad de movimiento y, por lo tanto, su capacidad para ejercer su función de desintoxicante del organismo. Esta relajación de los ligamentos reducirá la tracción ejercida sobre las estructuras vecinas y, a través de ellas, sobre las cervicales. Asimismo, se revisarán las zonas de la columna de las que parten los nervios encargados de enviarle las señales que controlan su función. Liberando la movilidad de esas zonas, se mejorará la conducción nerviosa y, por lo tanto, la función hepática se podrá realizar de forma más adecuada.

Curiosidades acerca del hígado

-Es el segundo órgano más pesado, después de la piel, con 2,3 a 2,5 kg cuando está lleno de sangre.
-Puede contener 500-900gr de sangre en su interior.
-Su temperatura interna es más elevada que la del resto del organismo. Esta temperatura se usa en criminología para determinar la hora aproximada de la muerte de la persona.
-Es el único órgano que se puede regenerar a partir de una porción.
-Sin Selenio, el hígado no podría funcionar.
-Sin él no podríamos vivir, ya que es el encargado de limpiar nuestro organismo.
-Cumple más de 500 funciones vitales.

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Qué es la Osteopatía?

Cada vez más conocida y solicitada, la Osteopatía es una disciplina en auge. Sin embargo, al hablar con mi entorno, me doy cuenta de que muchas veces no se sabe exactamente qué es. Y tú: ¿lo sabes?

A pesar de que su descripción puede ser francamente extensa, intentaré centrarme en los puntos clave que puedan dar una idea general acerca de sus bases, su objetivo y su metodología de trabajo.



La Osteopatía es un enfoque asistencial clasificado como medicina alternativa cuyo medio de tratamiento son únicamente las manos. Su fundamento es un profundo conocimiento de la anatomía y de su relación con la fisiología corporal, así como una visión global de la persona en relación con su entorno.

La Osteopatía observa a la persona como un todo en el que cuerpo, mente y entorno funcionan en conjunto y armonía para estar en buena salud. Si todas las funciones corporales colaboran de forma armoniosa a nivel bioquímico, mental, nervioso, circulatorio, metabólico, visceral, hormonal... la persona se mantendrá sana.

El osteópata busca la limitación de movilidad, los obstáculos que impiden una buena comunicación corporal, y los elimina mediante diferentes técnicas manuales.

Las bases

Las bases de esta disciplina fueron establecidas por su creador, A.T.Still, que formuló cinco principios básicos que son tenidos en cuenta en todo momento por el osteópata a la hora de realizar la valoración y el posterior tratamiento de la persona.

El cuerpo es una unidad: el cuerpo funciona como un todo en el que las diferentes estructuras corporales, mente y emociones funcionan en conjunto y deben ser complementarias.

Capacidad de autorregulación y autocuración: el cuerpo posee la capacidad suficiente para curarse. Cuando las fuerzas de defensa bajan o la agresión es demasiado fuerte, el paciente enferma, aparece el síntoma. Eliminando los factores perturbadores, el cuerpo es capaz de curarse por sí mismo.

Estructura y función: la estructura y la función están unidas, influyéndose mutuamente. La forma de una estructura define su funcionamiento, así como la función para la que está pensada una estructura, definirá su función. Es por ello que el osteópata, actuando sobre la estructura corporal, influirá en la función de la misma.

La ley de la arteria es primitiva: la sangre, circulando dentro de los vasos sanguíneos, es la encargada de llevar a todo el cuerpo los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento celular. Asimismo, es la encargada de eliminar los productos de desecho generados por el metabolismo de dichas células.
Es, por lo tanto, preciso que la sangre circule a lo largo del cuerpo sin obstáculos. Allí donde la sangre llegue con dificultad, los tejidos estarán peor nutridos y no podrán eliminar los detritos, facilitando la aparición de la enfermedad.

El movimiento es vida: el movimiento es la característica principal de la vida. Es necesario para la buena circulación de los líquidos dentro del organismo, así como de los impulsos nerviosos. Cuando una zona pierde su capacidad de movilidad, representa un obstáculo a la libre circulación de los líquidos, con lo que no llegarán suficientes nutrientes y oxígeno a los tejidos y se perderá la capacidad de eliminación de los residuos generados en el funcionamiento celular. La consecuencia es la facilidad para la aparición de la enfermedad.

Para qué sirve

  • Trastornos digestivos funcionales: dispepsias, estreñimiento, colon irritable, gases...
  • Trastornos genitourinarios: cistitis de repetición, incontinencias urinarias, dismenorreas...
  • Trastornos respiratorios: sinusitis, tos no productiva...
  • Trastornos musculo-esqueléticos: cervicalgias, lumbalgias, dorsalgias, contracturas musculares, tendinosis...
  • Prevención.
  • Otros: estrés, cefaleas tensionales...

Cómo saber si estás ante un osteópata

A pesar de que en Europa la Osteopatía es una profesión de primera intención, es decir, es una profesión independiente con estudios universitarios propios, en España todavía no es así. Por lo tanto, mientras esté en proceso de regulación, lo aconsejable es que tu osteópata tenga, además, unos estudios sanitarios reconocidos (fisioterapia, medicina). Esto te garantizará unos conocimientos sanitarios mínimos para que tu salud no corra riesgo. Además, te asegurará que la formación que realice posteriormente será de “calidad”.

Una forma bastante fácil de diferenciar un osteópata del que no lo es, es su metodología de trabajo. Un osteópata va a realizar en todas las consultas a las que acudas una exhaustiva valoración previa al tratamiento. Si, cuando llegas a la consulta, te tumbas en la camilla, y te manipula sin más, o siempre utiliza la misma secuencia de tratamiento, desconfía.

Otra forma relativamente sencilla de reconocer a un osteópata es que te va a observar en tu conjunto y te va a tratar en consecuencia, es decir, a pesar de que la parte músculo-esquelética (músculos, articulaciones, huesos…) es muy importante en el tratamiento, también tendrá en cuenta otras estructuras corporales que son igualmente influyentes en el bienestar de la persona (vísceras, cráneo…).


Esperando ser de ayuda, 
aldaoregueira