Cada vez más mujeres me comentan que, desde que tuvieron a sus bebés, sufren de dolores lumbares, ciáticas, cefaleas, insomnio… Y, en muchos casos, el punto en común entre ellas es el de haberse puesto la epidural durante el parto.
Desde luego, los motivos por los
que puede aparecer dolor después de un embarazo y un parto, son mucho más
numerosos que el de la epidural. Sin embargo, en este artículo, me voy a
centrar en este punto en particular.
Como todos sabemos, se trata de
una anestesia. Ésta es introducida en el espacio epidural (espacio formado
entre dos capas de meninges) a nivel de la columna lumbar.
¿Qué efectos tiene sobre el organismo?
Las meninges son unas membranas
que envuelven y protegen el sistema nervioso central (cerebro y médula
espinal), y tapizan el interior de la columna vertebral y el cráneo. Éstas
deben ser capaces de deslizarse con respecto a su continente óseo, así como el
sistema nervioso debe ser capaz de deslizarse con respecto a ellas. Este
aspecto es muy importante para permitir que la columna realice todos sus
movimientos en la máxima amplitud, y para permitir que las funciones del
sistema nervioso se lleven a cabo correctamente.
Tras la epidural, en la zona de
la punción se va a crear una cicatriz. Esta cicatriz, que a veces se convierte
en fibrosis, puede crear adherencias y así alterar la capacidad de
deslizamiento de las meninges dentro de la columna vertebral, y del sistema
nervioso dentro del paquete meníngeo.
Asimismo, la irritación de las
meninges debida a la punción, provocará, por vía refleja, una contractura de la
musculatura que rodea la zona afectada a fin de protegerla. ¿Las consecuencias
más habituales?
- Dolores lumbares: por falta de movilidad de la zona y tensión muscular.
- Ciáticas: debidas al exceso de tensión de las meninges, que se transmite a las raíces nerviosas que las atraviesan.
- Alteraciones del sueño: insomnio/hipersomnia debidas a la irritación del sistema nervioso por exceso de tensión meníngea.
- Cefaleas: por el mismo motivo anterior.
- Alteraciones hormonales: el exceso de tensión de las meninges puede alterar la circulación alrededor de la hipófisis y así dificultar que las hormonas por ella generadas se repartan por todo el organismo.
- Cambios de humor, irritabilidad, hiperemotividad, depresión…
- Hernias discales: a largo plazo, debido a que el exceso de tensión en la zona lumbar no permite que los discos recuperen por la noche el agua que pierden durante el día y de esta forma no se nutren y se degeneran.
Lo más importante: ¿tiene solución?
Sí. Es muy importante que tu
osteópata revise cuanto antes el estado de tensión de la columna y las meninges
tras el parto para prevenir la generación de adherencias o fibrosis a ese
nivel. En caso de que las adherencias ya se hayan establecido, se pueden
liberar siempre y cuando no exista una fibrosis importante. Asimismo, se
liberarán las restricciones de movilidad de la pelvis y columna que puedan haber
quedado debido al estrés a que las somete el parto y que serán fuente de dolor.
Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira