lunes, 31 de marzo de 2014

De lumbalgias, gonalgias y otras palabrotas…

¿A quién no le dijeron alguna vez que tenía lumbalgia o cervicalgia? A casi todos, creo yo. Y, ¿quién no salió del médico convencido de tener un diagnóstico y con la receta de un antiinflamatorio? Casi todos. Pero...realmente, ¿qué nos quieren decir cuando nos diagnostican con todo tipo de “algo-algias”?


Esta semana mi objetivo era hablar sobre otro tema, pero una anécdota de la semana pasada me derivó hacia estos derroteros. Al hacerle la entrevista a una señora, me comentaba que estaba diagnosticada de una omalgia y, al profundizar un poco más en el tema, me di cuenta de que la pobre mujer estaba convencida de que eso era una enfermedad y que tenía que vivir con ella. Y no es la primera vez que me ocurre.


¿Qué nos quieren decir con estos diagnósticos?

Básicamente nada. Si desglosamos las palabras lumbalgia, dorsalgia, gonalgia, omalgia…nos damos cuenta de que todas acaban igual, con el sufijo –algia (del griego antiguo, dolor), es decir, dolor lumbar, dorsal, de rodilla etc. Esto es, cuando te dicen que sufres de omalgia, lo que realmente te están diciendo es que te duele el hombro (literalmente). Y supongo que eso ya lo sabías porque generalmente acudimos al médico por dolor. Pero ¿POR QUÉ te duele?

Ciertamente es muy gratificante acudir al médico y ponerle una etiqueta a lo que te ocurre. Pero ¡ojo! No te conformes con ello porque, dentro de las etiquetas de las algias, hay que investigar cuál es la causa de la aparición de ese dolor. Detrás de una lumbalgia, una dorsalgia etc, se pueden esconder múltiples motivos que hay que identificar y que requerirán un tratamiento específico para cada uno de ellos.

Términos más comunes y sus significados

-Lumbalgia = dolor lumbar
-Lumbago = dolor lumbar agudo, de inicio súbito
-Omalgia = dolor en el hombro
-Gonalgia = dolor en la rodilla
-Coxalgia = dolor en la cadera
-Cervicalgia = dolor cervical
-Dorsalgia = dolor dorsal
-Ciatalgia = dolor del nervio ciático o similar a él (sin que la causa sea nerviosa)
-Metatarsalgia = dolor en los metatarsianos
-Artralgia = dolor articular
-Mialgia = dolor muscular
-Dermalgia = dolor en la piel
-Otalgia = dolor en el oído
-Odontalgia = dolor en los dientes
-…

Posibles causas de cada una

Mencionaré algunas de las más comunes y me centraré en las causas benignas, es decir, sin tener en cuenta enfermedades sistémicas o graves.

-Lumbalgia, dorsalgia y cervicalgia: contracturas musculares, bloqueos vertebrales, tensiones viscerales, hernias discales, tensiones meníngeas, esguinces…

-Omalgias: tendinitis, tendinosis, bursitis, bloqueos articulares, rotura de tendón, contracturas musculares, dolor irradiado de origen visceral, artrosis…

-Gonalgias: artrosis, esguinces, rotura de meniscos, quiste de Backer, contracturas musculares, bloqueos articulares, dolor de origen visceral, tendinitis, tendinosis, bursitis, artritis…

-Ciatalgia: contracturas musculares (generalmente en la nalga), bloqueos articulares, tensión ligamentosa, hernias discales, de origen visceral…

-Coxalgia: artrosis, tensión muscular, de origen visceral, tendinosis, tendinitis, bloqueos articulares…

Como ves, cada etiqueta se puede desglosar en múltiples causas. Por lo tanto, no te conformes y busca cuál es el problema real. El antiinflamatorio sí te va a “solucionar” la lumbalgia, porque el dolor se irá. Pero el problema puede seguir estando ahí sin solventar, aunque silenciado por la medicación. A pesar de que a veces es necesaria su toma, lo aconsejable es primero investigar lo que se esconde por detrás.

Mi consejo es que, bien con tu médico, bien con tu fisioterapeuta u osteópata de confianza, busques el por qué de esa algia y le pongas solución a la causa, no al síntoma, que es el dolor. El organismo funciona como una casa con alarma: si entra un ladrón en la casa y saltan las alarmas. ¿Qué haces? ¿Apagas la alarma (dolor) y te quedas tranquilo? ¿O llamas a la policía para que detenga al ladrón (causa del dolor)?

Cada vez que te digan que sufres de lumbalgia pregunta: "¿Por qué? ¿Qué me está causando este dolor?".

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

martes, 25 de marzo de 2014

¡Si a mí lo que me duele es el cuello! ¿Por qué me tocas el hígado?

Esta es una pregunta que me plantean a menudo mis pacientes cuando acuden a mi consulta con una queja de dolor (en este caso cervical) y me centro en su abdomen. Solemos creer que el dolor indica un problema local, en la zona dolorosa. Sin embargo el organismo es muy complejo y, en ocasiones, el dolor en una zona es indicativo de un problema más alejado.

Intentaré dar una explicación (espero que simple) de por qué una tensión en la zona hepática puede provocar dolor cervical, aunque también está relacionado con dolores en otras zonas, que explicaré en otras entradas.


Vamos a empezar por un poco de anatomía simple

Imagina a tu hígado envuelto en una bolsa (cápsula de Glisson). Esta bolsa con su contenido se sitúa debajo del diafragma, al que está unida mediante ligamentos y éste, a su vez, está “pegado” a las bolsas en las que se encuentran los pulmones (pleura) y el corazón (pericardio). Tanto la pleura como el pericardio poseen ligamentos que los anclan a las vértebras cervicales. De esta forma se crea una cadena de tejidos que enlaza el hígado con la columna cervical.

El hígado, como todas las vísceras del cuerpo, tiene una capacidad de movimiento. Esto es, cuando tú te mueves el hígado tiene que ser capaz de moverse con respecto a las estructuras vecinas para permitirte la movilidad y para que él mismo se adapte a las posturas que vas adoptando. Esta capacidad de deslizamiento es vital para un óptimo funcionamiento del órgano.

Mecanismos de dolor

-Causa mecánica: cualquier tensión o limitación de movilidad a nivel del hígado se transmitirá, a través de los ligamentos que lo sustentan,  al diafragma y, a través de este y de sus relaciones con pleura y pericardio, a la columna cervical. Esto ejercerá una tracción sobre las cervicales que supondrá una sobrecarga y desencadenará dolor.

-Causa nerviosa: la tensión provocada por el problema hepático irritará al diafragma, cuya función está controlada por el nervio frénico. Este nervio nace en la columna cervical y va a enviar ramas a determinados músculos del cuello, pleura y pericardio. La falta de movilidad hepática creará tensión del diafragma, que ejercerá tracción sobre este nervio irritándolo, por lo que se volverá “hiperactivo” y provocará contracturas a nivel de la musculatura cervical sobre la que tiene acción. Y, ¿quién no conoce lo dolorosas que pueden llegar a ser las contracturas?

-Causa química: un hígado congestionado, enlentecido, frenado, no podrá cumplir correctamente su función de eliminador de las toxinas que ingerimos con los alimentos, los medicamentos, residuos del metabolismo celular, hormonal etc. Estas toxinas permanecerán entonces en el interior del organismo, depositándose en los tejidos y provocando su inflamación. Y, como bien es sabido, inflamación igual a dolor.

¿Qué hacemos los osteópatas?

Cuando, tras una exploración global del cuerpo, llegamos a la conclusión de que debemos actuar sobre el hígado, las técnicas empleadas irán enfocadas, como todas las técnicas de Osteopatía, a restablecer su normal movilidad.

Nuestra meta será la de relajar los medios de sostén del órgano con el objetivo de restablecer su normal libertad de movimiento y, por lo tanto, su capacidad para ejercer su función de desintoxicante del organismo. Esta relajación de los ligamentos reducirá la tracción ejercida sobre las estructuras vecinas y, a través de ellas, sobre las cervicales. Asimismo, se revisarán las zonas de la columna de las que parten los nervios encargados de enviarle las señales que controlan su función. Liberando la movilidad de esas zonas, se mejorará la conducción nerviosa y, por lo tanto, la función hepática se podrá realizar de forma más adecuada.

Curiosidades acerca del hígado

-Es el segundo órgano más pesado, después de la piel, con 2,3 a 2,5 kg cuando está lleno de sangre.
-Puede contener 500-900gr de sangre en su interior.
-Su temperatura interna es más elevada que la del resto del organismo. Esta temperatura se usa en criminología para determinar la hora aproximada de la muerte de la persona.
-Es el único órgano que se puede regenerar a partir de una porción.
-Sin Selenio, el hígado no podría funcionar.
-Sin él no podríamos vivir, ya que es el encargado de limpiar nuestro organismo.
-Cumple más de 500 funciones vitales.

Esperando ser de ayuda,
aldaoregueira

miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Qué es la Osteopatía?

Cada vez más conocida y solicitada, la Osteopatía es una disciplina en auge. Sin embargo, al hablar con mi entorno, me doy cuenta de que muchas veces no se sabe exactamente qué es. Y tú: ¿lo sabes?

A pesar de que su descripción puede ser francamente extensa, intentaré centrarme en los puntos clave que puedan dar una idea general acerca de sus bases, su objetivo y su metodología de trabajo.



La Osteopatía es un enfoque asistencial clasificado como medicina alternativa cuyo medio de tratamiento son únicamente las manos. Su fundamento es un profundo conocimiento de la anatomía y de su relación con la fisiología corporal, así como una visión global de la persona en relación con su entorno.

La Osteopatía observa a la persona como un todo en el que cuerpo, mente y entorno funcionan en conjunto y armonía para estar en buena salud. Si todas las funciones corporales colaboran de forma armoniosa a nivel bioquímico, mental, nervioso, circulatorio, metabólico, visceral, hormonal... la persona se mantendrá sana.

El osteópata busca la limitación de movilidad, los obstáculos que impiden una buena comunicación corporal, y los elimina mediante diferentes técnicas manuales.

Las bases

Las bases de esta disciplina fueron establecidas por su creador, A.T.Still, que formuló cinco principios básicos que son tenidos en cuenta en todo momento por el osteópata a la hora de realizar la valoración y el posterior tratamiento de la persona.

El cuerpo es una unidad: el cuerpo funciona como un todo en el que las diferentes estructuras corporales, mente y emociones funcionan en conjunto y deben ser complementarias.

Capacidad de autorregulación y autocuración: el cuerpo posee la capacidad suficiente para curarse. Cuando las fuerzas de defensa bajan o la agresión es demasiado fuerte, el paciente enferma, aparece el síntoma. Eliminando los factores perturbadores, el cuerpo es capaz de curarse por sí mismo.

Estructura y función: la estructura y la función están unidas, influyéndose mutuamente. La forma de una estructura define su funcionamiento, así como la función para la que está pensada una estructura, definirá su función. Es por ello que el osteópata, actuando sobre la estructura corporal, influirá en la función de la misma.

La ley de la arteria es primitiva: la sangre, circulando dentro de los vasos sanguíneos, es la encargada de llevar a todo el cuerpo los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento celular. Asimismo, es la encargada de eliminar los productos de desecho generados por el metabolismo de dichas células.
Es, por lo tanto, preciso que la sangre circule a lo largo del cuerpo sin obstáculos. Allí donde la sangre llegue con dificultad, los tejidos estarán peor nutridos y no podrán eliminar los detritos, facilitando la aparición de la enfermedad.

El movimiento es vida: el movimiento es la característica principal de la vida. Es necesario para la buena circulación de los líquidos dentro del organismo, así como de los impulsos nerviosos. Cuando una zona pierde su capacidad de movilidad, representa un obstáculo a la libre circulación de los líquidos, con lo que no llegarán suficientes nutrientes y oxígeno a los tejidos y se perderá la capacidad de eliminación de los residuos generados en el funcionamiento celular. La consecuencia es la facilidad para la aparición de la enfermedad.

Para qué sirve

  • Trastornos digestivos funcionales: dispepsias, estreñimiento, colon irritable, gases...
  • Trastornos genitourinarios: cistitis de repetición, incontinencias urinarias, dismenorreas...
  • Trastornos respiratorios: sinusitis, tos no productiva...
  • Trastornos musculo-esqueléticos: cervicalgias, lumbalgias, dorsalgias, contracturas musculares, tendinosis...
  • Prevención.
  • Otros: estrés, cefaleas tensionales...

Cómo saber si estás ante un osteópata

A pesar de que en Europa la Osteopatía es una profesión de primera intención, es decir, es una profesión independiente con estudios universitarios propios, en España todavía no es así. Por lo tanto, mientras esté en proceso de regulación, lo aconsejable es que tu osteópata tenga, además, unos estudios sanitarios reconocidos (fisioterapia, medicina). Esto te garantizará unos conocimientos sanitarios mínimos para que tu salud no corra riesgo. Además, te asegurará que la formación que realice posteriormente será de “calidad”.

Una forma bastante fácil de diferenciar un osteópata del que no lo es, es su metodología de trabajo. Un osteópata va a realizar en todas las consultas a las que acudas una exhaustiva valoración previa al tratamiento. Si, cuando llegas a la consulta, te tumbas en la camilla, y te manipula sin más, o siempre utiliza la misma secuencia de tratamiento, desconfía.

Otra forma relativamente sencilla de reconocer a un osteópata es que te va a observar en tu conjunto y te va a tratar en consecuencia, es decir, a pesar de que la parte músculo-esquelética (músculos, articulaciones, huesos…) es muy importante en el tratamiento, también tendrá en cuenta otras estructuras corporales que son igualmente influyentes en el bienestar de la persona (vísceras, cráneo…).


Esperando ser de ayuda, 
aldaoregueira